The flag of Venezuela (Photo credit: Wikipedia) |
Estoy sentado frente a la laptop tratando de entender la
serie de sucesos y acontecimientos que se han suscitado en el país desde el 14
de febrero del presente año. Manifestaciones en el Táchira, Caracas, Valencia,
Mérida, Puerto Ordaz, por decir algunos de los sitios donde las personas se han
expresado de manera contundente, fueron reprimidos por supuestos funcionarios
pertenecientes al Estado Venezolano y personas que se identifican como miembros
de “Colectivos”, quienes aparentemente rayan en el paramilitarismo a la sombra
y amparo del actual gobierno.
El venezolano durante los últimos años ha sido testigo de políticas
que para algunos pudieran parecer disparatadas, por lo que se pensaba que la
capacidad de asombro del ciudadano de a pie había sido superada y que todo lo
que hicieran o deshicieran los funcionarios del alto gobierno podía pasar olímpicamente
por debajo de la mesa, ya que no importaba… Pero no es así, vimos con estupor
cómo desde el día 17 de febrero de este año, gracias a la inmediatez de las
redes sociales e internet, las imágenes y videos de los actos mediante los cuales
estos supuestos funcionarios pertenecientes al Estado Venezolano, acompañados
por los llamados “Colectivos”, reprimían a los manifestantes de manera cruel,
casi con gusto y con una saña inusitada nunca vista anteriormente en la
historia democrática de Venezuela.
Disparos de bombas lacrimógenas y perdigones no solamente hacia las
personas sino hacia edificios residenciales, dan cuenta de las atrocidades y
barbarie en la que se ha convertido la mal llamada fuerza pública de nuestra
nación.
Muchos han querido ver en esto como una respuesta a las “provocaciones
por parte de estudiantes y parásitos burgueses”, pero sucede que ese tipo de acciones
lo único que genera es mayor rechazo y malestar en la población que está
protestando: Acción y Reacción.
A los amigos que se encuentran en el exterior del país y no
se explican las razones o el por qué de lo que está sucediendo actualmente en
Venezuela, créanme, esta es la Reacción a la Acción de un grupo que ha llevado
prácticamente a la ruina a una nación, no solamente a la ruina económica, sino
a la ruina moral, sicológica, espiritual y de valores.